La escandalosa asunción de Hallú como rector de la UBA, que contó con el aval del Gobierno Nacional, se realizó no sólo bajo la promesa de reforma de los estatutos, sino además bajo el compromiso de una triplicación del presupuesto educativo y una pronta respuesta a los problemas más acuciantes de una universidad en crisis. A 3 años de la asunción nada de esto se ha concretado.
Bajo la gestión de Hallú, el déficit presupuestario se ha agravado. El derrumbe edilicio generalizado de la universidad es la muestra más brutal de este fenómeno. Con más de la mitad de las dependencias sin gas y con áreas enteras clausuradas por peligros de derrumbe, la UBA llegó al colmo de tener a la mismísima facultad de Ingeniería funcionando rodeada de andamios y carteles de peligro.
La falta de presupuesto implicó, una vez más, que la inflación sea mayor a los incrementos salariales logrados con sacrificio y lucha por nuestros docentes y que permanezcan miles de docentes en condición de ad honorem (¡o sea que trabajan gratis!).
Las camarillas universitarias no solo se adaptaron a la falta de presupuesto, fueron mucho más allá, reformando los estatutos universitarios para desentenderse de su responsabilidad en el otorgamiento de becas y en el financiamiento de comedores y albergues estudiantiles. La deserción masiva de estudiantes por problemas presupuestarios lejos está de preocupar a las camarillas, quienes no tuvieron el más mínimo reparo en avanzar en el intento de cerrar la sede oeste del CBC.
La falta de presupuesto fue usada concientemente por las camarillas que dirigen la universidad para profundizar la política de recursos propios (venta de servicios, pasantías truchas, posgrados arancelados) impulsando reformas de las carreras de carácter limitacionistas sustentadas en la descalificación de los contenidos de grado.
La orientación social capitalista llevada adelante por las camarillas universitarias no solo tiene manifestaciones hacia el interior de la universidad. A lo largo de la gestión Hallú, las camarillas jugaron fuertemente en el alineamiento de las facultades que dirigen con los bloques capitalistas nacionales. Mientras los “decanos progres” se desvivieron por defender la política de regimentación mediática impulsada por el kirchnerismo (Ley de Radiodifusión, Observatorio De Medios), los derechistas encubrían con informes truchos la contaminación ambiental de Botnia, avalaban el robo de los fondos del ANSES, suscribían convenios con la mina La Alumbrera, a condición de encubrir la contaminación ambiental y el saqueo de las riquezas naturales. Sea para defender al Gobierno K o a la oposición patronal, los decanos y el rector no dudaron un segundo en poner las facultades que dirigen al servicio de los grupos capitalistas que abogan por profundizar los negociados en la universidad.
La crisis capitalista agudizará el conjunto de las contradicciones sociales hacia el interior de la universidad.
Límites del avance del radicalismo y la derecha
El cuadro político de la elección tiene como dato fundamental el intento de las fuerzas del régimen y del rectorado, en primer lugar las ligadas a Franja Morada, de recuperar algunas direcciones de Centros en manos de la izquierda como paso previo a conquistar la dirección de la FUBA. Para las camarillas dicho objetivo es fundamental. Necesitan derrotar a la izquierda en las elecciones para garantizarse la elección en paz del nuevo rector en la Asamblea Universitaria. Quieren evitar por este medio que se repita la experiencia del 2006 cuando la elección del rector se demoró todo un año y concluyó con la escandalosa Asamblea Universitaria realizada dentro del Congreso Nacional.
La preocupación de las camarillas sobre este punto condujo al adelantamiento del calendario electoral. Fue la confesión de que la elección se iba a realizar con el viejo Estatuto ya que la promesa de realizar una reforma democratizadora del cogobierno no fue llevada adelante. En 4 años de mandato las camarillas no fueron capaces de realizar, como si sucedió en otras universidades nacionales, ni siquiera algún tipo de reforma inocua que sirva al menos como una lavada de cara del actual régimen basado en la camarilla profesoral. Las internas y choques entre ellos los paralizó.
Los autodenominados “decanos progresistas” han quedado expuestos de manera vergonzosa. La reforma de los estatutos fue su principal excusa para cogobernar la universidad. El intento de la derecha de sepultar la democratización es directamente proporcional al fracaso de este espacio político, ubicado entre los principales garantes del avance de los radicales y sectores más derechistas.
El avance del radicalismo y de los sectores más derechistas no es el resultado de una derrota del movimiento estudiantil sino que tiene como base la inconsistencia del llamado bloque progresista de los decanos (Schuster, Sorín, Aliaga, Trinchero) para estructurar una línea independiente. Los representantes de la “mesa de enlace” se han impuesto ampliamente sobre los K. El cogobierno entre ellos (pacto Hallú-Sorín) le ha servido a la derecha para avanzar sobre los `progres`. Estos, una vez, han sido utilizados como material de descarte.
Este reforzamiento del radicalismo y la derecha se da en un cuadro de choques y disputas entre ellos. Esta situación le pone un límite al avance de la derecha, y abre posibilidades enormes para ser aprovechadas por el conjunto del movimiento estudiantil combativo. Fue la disolución del progresismo quien abrió las puertas para un crecimiento de la derecha y no una derrota del movimiento estudiantil combativo. Esta situación es la que determinará una fuerte polarización política entre las fuerzas independientes, de izquierda y combativas de la universidad contra las camarillas privatizadoras.
Por un bloque independiente de la izquierda y los luchadores
La derecha y sus variantes se jugará a fondo, en las próximas elecciones, a golpear al conjunto del movimiento estudiantil combativo de la universidad. La necesidad de sepultar la lucha por la democratización iniciada en el 2006 es una necesidad para avanzar en la profundización de una política privatista en la universidad. Su ofensiva, sin embargo, deberá chocar con el movimiento estudiantil combativo que ha crecido en el conjunto de la universidad.
La polarización social que existe en la universidad deberá manifestarse necesariamente en las próximas elecciones. Para evitar el avance de la derecha sobre los centros y la FUBA, es necesario reagrupar en un bloque político al conjunto de las fuerzas independientes de las camarillas y de los bandos patronales con que estas se alinean. La derrota de la derecha no debe verse, sin embargo, como la defensa del statu quo adquirido, sino como el punto de apoyo para impulsar la lucha contra la Asamblea Universitaria y el régimen de camarillas. Con el mandato recibido se abrirá una lucha de conjunto, que pondrá a las camarillas en crisis, sin que esta vez cuenten con el apoyo del gobierno nacional para salir en su socorro.
Llamamos a las agrupaciones de izquierda, independientes y de lucha a conformar un bloque político que sepulte las tentativas de las camarillas universitarias de avanzar sobre las conquistas del movimiento estudiantil combativo, como paso decisivo en la lucha contra la próxima Asamblea Universitaria y por la democratización de la universidad.
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PLENARIO GENERAL DE LA UJS PARA LA UNIVERSIDAD
SABADO 8 DE AGOSTO - 10HS
FACULTAD DE CS. SOCIALES - SEDE MT (marceto T. 2230)
Unión de Juventudes por el Socialismo
PARTIDO OBRERO
presidencia FUBA